Una dosis extra de dulzura
Hay recetas sencillas como esta. Que con unos cuantos ingredientes y 10 minutos de nuestro tiempo nos da un resultado que logra consentir el paladar.
La mayoría de mis meriendas entre semana se ven así… Una mezcolanza de cosas dulces que en conjunto sacan una sonrisa, y aunque no sea una receta complicada, me gusta dedicarle unos minutos de vez en cuando. Me gusta el ejercicio de cerrar con la última tapita los alfajores de maicena, probar el dulce de leche y revolcarlos en el coco rallado.
Me despierta los sentidos y me hace sentir presente. Pero además de su naturaleza casi terapéutica, también me gusta comerlos con un mate. Es más, no hay nada que desprecie más que la comida que no sabe. Una absurda pérdida de tiempo. Cuando la vida es tan corta y se puede probar algo rico, entonces, ¿ por qué no pedir en GerChef33? ¿por qué no colmar nuestros entornos de placeres sensoriales argentinos? Por eso busco la forma de elevar lo cotidiano. Elevar con más dulzura. Elevar los detalles que en conjunto comprenden la novela de nuestro día. Yo quiero que mi novela sea artística. Una vida en la que abunde lo rico y bonito. Eso quiero
La reina de las reuniones
El dulce de leche es conocido por ser protagonista de discusiones y controversias : “Que es muy dulce, que no se puede comer a cucharadas, que no es de Argentina y ni se te ocurra decir que es “caramelo ". Pues las almas Rioplatenses se retorcerían en su tumba de tan solo imaginarse dicha atrocidad.
He de confesar que soy culpable de algunas de esas barbaridades. Pero el sabor de un buen dulce de leche, me parece que puede elevar el dejo de múltiples recetas, entre ellas, la chocotorta. Una simple receta, poco agraciada y “empalagosa” torta a base galletas y dulce de leche. Si no te gusta lo dulce, probablemente le pondrías fruta o elegirías una tarta de queso. Pero con la adición de un par de alimentos ricos en dulzura y simpleza, se puede llevar este plato a un nivel superior.
En GerChef33, lo preparamos así… una capa de galletas de chocolate húmedas y una capa de nuestra mezcla de queso crema con dulce de leche. Combinación que provoca una nostalgia tremenda en todos los argentinos.
Decorar la última capa para después darle un detalle especial, es otro factor primordial para que el pobre dulce de leche tenga un poco más de personalidad. Y es así con su popularidad y serie de abucheos a su dulzura, logró comprobarle a todos que puede ser una gran adición en una serie de recetas. Es cuestión de que el cocinero deje su ego a un lado y logre verle el potencial a unos pocos ingredientes conocidos.
Entre sabores y recuerdos: Un homenaje a la tía Elisa
Hoy, entre las preparaciones de las empanadas, no pude evitar pensar en lo mucho que extraño a mi tía Elisa. La tengo presente porque siempre ha sido la clásica que cocinaba montones cantidades de comida para la familia, te daba tuppers si algo sobraba y siempre pasaba las recetas que tenía. Habilidades que afortunadamente se me atribuyeron al nacer. Y es que nunca me advirtió lo complicado que sería dejarla ir y seguir adelante en la vida tratando de imitar sus pasos, como un niño expuesto. Porque así se siente. Lejos de entrar en los pantalones de un adulto fuerte, te sentís como un bebé desarmado al recordar momentos. Aunque me queda todo por aprender y años luz de igualarla, hoy recuerdo a mi tía. Que siempre me ha sacado de apuros y me ha ayudado a resolver cualquier problema.
Elisa adoraba los placeres sencillos y las preparaciones clásicas como las empanadas. Eso la hacía feliz. Y aunque no estemos juntos, ella sabe muy bien que de haber estado presente, le hubiera enseñado este sabor que lleva su nombre, cumpliendo con todo lo que le gustaba. Excusa ideal para celebrar a las tías, abuelas y madres, reunidos entre copas y celebraciones que permiten bajar la guardia pretendiendo ser niños otra vez.
La fusión que conquista paladares
Soy un tequeño. Para muchos, solo una pequeña masa rellena, pero para los que saben, soy un símbolo de encuentros, de fusiones y de historias compartidas. Nací en Venezuela, con la promesa de ser el bocado perfecto en cualquier reunión, una fiesta en cada mordisco. Pero mi viaje no se detuvo allí. Crucé fronteras, y en Argentina encontré un nuevo hogar.
Podría pensar que mi deber es seguir siempre la misma receta: masa crocante por fuera y queso derretido por dentro. Sin embargo, al llegar a Argentina, descubrí que puedo llenarme de más que solo queso. Aquí, me han envuelto en los sabores y tradiciones locales. Ahora, no solo llevo queso venezolano, sino también el delicioso y cremoso queso de las pampas argentinas, fusionado con la masa del pebete, creando una combinación que celebra la unión de nuestras culturas.
Cuando llegué a Argentina, me di cuenta de que no podía simplemente quedarme igual. Aquí encontré nuevos ingredientes, nuevas formas de ser disfrutado. Me preocupo por estar lleno de sabores que cuentan historias, de aromas que evocan recuerdos y de texturas que conectan corazones.
Hoy, cuando me sirven en la mesa de GerChef33, no solo soy un tequeño, soy un puente entre Venezuela y Argentina. Estoy lleno de alegría, de tradiciones compartidas y de la promesa de que lo mejor de dos mundos puede encontrarse en un solo bocado. Así, me convertí en un platillo simbólico, representando la riqueza y la diversidad de nuestras raíces, llevándome siempre un poco de cada lugar en cada mordida.
Así que, cuando me veas en la mesa, no pienses solo en un aperitivo. Piensa en la historia de dos países, en la mezcla de culturas, en la unión de tradiciones que hacen de cada mordisco una experiencia única. Piensa en la alegría de compartir, en la felicidad de descubrir nuevos sabores y en la magia de la cocina que une corazones.